martes, 25 de noviembre de 2014

Por la Tahá de Boloduy

Me dicen que Sierra Nevada también es desierto y me propongo comprobarlo. El destino Alboloduy, en Internet busco senderos y me sale el Cordel de La Solana por la Rambla de los Yesos, los nombres en principio atrayentes, a ver que tal resulta.


Llegada al pueblo por una estrecha y atractiva carretera






Un vecino nos indica el inicio del sendero que está perfectamente señalizado incluso por las calles del pueblo.



Típicas calles moriscas, iniciamos la subida, en un alto preciosa vista, gran tajo amenazante encima del pueblo en el que sobresale la iglesia y una torre con reloj.



Cómoda vereda entre cultivos y llegada al inicio de la rambla.



A medida que nos internamos en ella, la continua sorpresa hace que se nos abra cada vez más la boca.



¿Esto es Sierra Nevada o el Cañón del Colorado?




Formas caprichosas en los cortados de arcilla, cauce que se abre y se encajona alternativamente.



Dejamos la rambla y subimos por una loma que nos muestra numerosos pueblos del valle del río Andarax primero y del río Nacimiento después.



En un punto, justo debajo de nosotros, Alboloduy: ¡Estamos en lo alto del tajo que vimos esta mañana!






Nos acercamos a una pequeña ermita antes de llegar al pueblo, después, en el bar nos recomiendan la visita a un pueblo vecino, Terque, y allí sus museos


Museo de la uva de embarque y museo etnográfico, vale la pena visitarlos.




Para comer, de vuelta paramos en Abla, pueblo de origen romano, el restaurante Posá El Tío Peroles, nos asombra con su comida de diseño, como es tiempo de setas, degustamos un exquisito menú micológico aunque justo al entrar nos topamos con una paella de infarto.



Antonio, el dueño, nos dice que hay bastantes empresarios turísticos de Sierra Nevada que colaboran con el parque en su conservación, nos dice que ese proyecto se llama Carta Europea de Turismo Sostenible. Interesante.


No me esperaba una experiencia tan singular, tan cerca, en Sierra Nevada y en un solo día.







lunes, 17 de noviembre de 2014

El mejor lugar para sentir el otoño, la Dehesa del Camarate


Domingo otoñal, visita a la Dehesa del Camarate en Lugros, pueblo ganadero en la cara norte de Sierra Nevada.


Estupendo día de sol después de varios de lluvia, desayuno en el pueblo. Leyendo el periódico me entero de que el Parque Nacional de Sierra Nevada ha sido incluido en la Lista Verde de la UICN.


Marcha hacia la finca con el pensamiento de que me dirijo a un sitio especial.


Sencillo recorrido por una pista que, a modo de pasillo de museo, nos muestra lienzos multicolores a ambos lados.



Impresionante gama de tonalidades, cada árbol o arbusto compite con los demás por mostrar su mayor belleza, todos ganan.



En un punto, un grupo atiende las explicaciones de un guía. Hay una especie de antenas o artefactos, escucho que son medidores de diversos parámetros para el estudio de Cambio Global, interesante, investigaré que es eso.







Al salir del bosque, amplio paisaje de prados, cortijos, ganado y cumbres con nieve, y al final, un tentadero del que todo con el que me cruzo habla, justo al lado, un bosquecillo de grandes cerezos ya sin hojas.


Relajada vuelta descubriendo detalles que antes pasaron desapercibidos y gracioso encuentro con una pareja de novios en su reportaje nupcial, buen gusto para escoger sitio.

Son las dos de la tarde, nos da tiempo a llegar a las Cuevas del Tío Tobas en Alcudia de Guadix, nos lo recomienda un grupo de senderistas con el que nos cruzamos, nos hablan de su cocido.

Buena acogida y exquisita comida, después, compra de pan y dulces en el pueblo y vuelta para casa.

El mejor domingo en mucho tiempo.