martes, 29 de septiembre de 2015

Pequeños viajeros por la ruta del tranvía de Sierra Nevada


Recorrer la ruta del tranvía con niños entre 1 y 4 años fue una decisión muy acertada, tanto porque realizamos la inmersión en la historia del añorado tranvía y de todo lo que le rodeó: duques, reyes e infinidad de personajes, como por la belleza del paisaje, a puntito de sufrir una explosión de colores otoñales.

El punto de encuentro fue el Centro de Visitantes del Dornajo, ya que si alguien se retrasaba, cosa no extraña con niños,  podríamos tomar un café en la recién estrenada cafetería del equipamiento.


Lo primero fue localizarnos en la maqueta de la Sierra que existe en la gran sala, más lo que verdaderamente les atrajo fue la del Tranvía, donde los más pequeños no perdieron detalle, puentes, túneles, ciclistas y algún que otro coche descarrilado.


 



Desde El Dornajo bajamos hasta Güejar Sierra por la carretera que pasa junto al Hotel del Duque. Dejamos el coche en la zona conocida como “La Fabriquilla”, donde se ubica la central hidroeléctrica, y punto de inicio del sendero que íbamos a realizar, paralelo al río Genil.


Una vez que los más pequeños estaban preparados, con la equipación adecuada para ir en bicicleta, iniciamos el camino.



Los más chiquitines en carrito ya que el camino es horizontal, muy sencillo y sin dificultad alguna, eso si, tuvimos que tener cuidado con los más intrépidos que querían asomarse al río y en muchos de los tramos no hay baranda, pudiendo ser la caída bastante alta.











A pesar de lo cortito del itinerario, solamente llegamos a la antigua estación del Maitena, 
no más de 2 km, fueron muchos los atractivos y las ocasiones en las que dimos rienda a la imaginación: excavamos a pico y a pala un túnel en la montaña, subimos al tranvía, escalamos rocas, observamos y seguimos a pequeños insectos....





El regreso fue rápido, tantas sensaciones habían despertado el hambre, y que mejor que comer junto al río en compañía de patos, que se mantenían a  la expectativa por si algún trozo de pan les llegaba.



A la vuelta parada obligada en el pueblo de Güejar Sierra donde nos habían recomendado que compráramos miel. La chica que nos atendió nos comentó que si otro día repetíamos la experiencia contactáramos con la gente del Camping-Cortijo Balderas, que al encanto del camino les suma la emoción de ver aparecer  a lo largo del mismo personajes muy vinculados a la historia del tranvía.



Una salida repleta de anécdotas y aventuras donde todos fuimos obreros, maquinistas, revisores y viajeros.









miércoles, 8 de julio de 2015

Al Veleta con 45 años de diferencia

Dos relatos de dos ocasiones en las que algunos de los protagonistas éramos los mismos:

Agosto de 1970, los franceses están en Armilla y como siempre organizan salidas a la playa, al río o al cortijo, hoy toca subir a la sierra. Van en dos coches, el de Manolo en el que además de su familia va el abuelo Manuel y el de Valentín al que se ha sumado su sobrino Antonio. La carretera tiene muchas curvas.
-Mamá, comment on dit roche en  espagnol? – A los niños les gusta el paisaje.
-Roca Joaquín. Valentín ¿No pues poneh otra música?
-Es Manolo Caracol, Trini, flamenco del mejoh - A Valentín le gusta el cante jondo, Trini lo detesta.
-¿Y por qué hay tantas? – a Joaquín le sorprende la geología.
-Porque estamos en la sierra.
-Tita ¿Queda mucho?
-No Antonio ¿Eh que te pasa argo?
-Eh questoy mareao, tengo ganas de devolver.
-Para Valentín quel chiquillo está mareao y por favor, esa música.
Paran en el arcén y se bajan, Antonio comienza a vomitar y Trini le pone un paño húmedo en la cabeza. Joaquín, mientras tanto,  recoge piedras.
-Tú no te preocupes, que no seguimos hasta que no te encuentres mejoh. Niños, no suh acerquéis a la carretera que suh pue pillar un coche.
- Yastoy bien tita.
-Bueno, poh amoh que ya quea poco. ¿A dónde vah tan cargao Joaquín?
-Es que me gustan mamá.
Siguen la marcha pero a los pocos kilómetros, Antonio se siente otra vez mal
-Tita tengo ganas de devolver otra vez.
-Valentín para y quita esa música por Dios.
-Pero si son martinetes
-Ni martinetes ni leche, ¡Cómo me nerviah!
Paran y cuando el niño se siente mejor, continúan. Al poco rato, otra vez el mareo y más piedras para Joaquín.
-Antonio ahora te vah a montar adelante conmigo.
-Si tita
Prosiguen la subida, a la altura del monumento a la Virgen de las Nieves, paran y descansan un rato,  el aire es frío, menos mal que han traído ropa.
-Valentín mira qué imagen tan bonica de la Virgen, la úrtima vez que subimos nostaba.
-Eh que la pusieron hace tres o cuatro años.
-Niños poneros la chaqueta cace frío, mirah que cerca tenemos la nieve.
-¿Podremos tocarla mamá?
-Poh claro y jugar con ella. Vamos hacer un muñeco como los cacemos en Francia.
Llegando al final de la carretera, al coche de Manolo le cuesta trabajo realizar la combustión y tienen que parar varias veces. Antonio sigue vomitando. Por fin llegan a la cumbre del Veleta, hay nieve y a los niños les hace mucha ilusión, se bajan del coche precipitadamente y juegan con ella, Joaquín llena una botella para llevársela. Trini y Encarnita despliegan un mantel sobre el que preparan toda la comida que han traído y comen, después se hacen las fotos pertinentes y vuelta para Armilla.

Antonio continúa con su mareo, Joaquín cargado de piedras, Valentín con sus martinetes y Trini protesta por el flamenco y atiende al niño. A pesar de todo ha sido una jornada inolvidable.






Verano de 2015, Es temprano cuando salimos hacia la sierra, la cosa ha cambiado mucho desde entonces, la primera vez éramos críos y ahora casi todos tenemos canas.


Café y tostada en el restaurante el Mirador de Güejar Sierra y visita al Centro de Visitantes El Dornajo, ilustrativa maqueta sobre el parque, otra sobre el tranvía de la sierra y preciosa exposición sobre los visitantes románticos del XIX.



Subida hacia el Jardín Botánico de La Hoya de Pedraza. Recorrido de dos horas por una muestra de la vegetación de Sierra Nevada, serbales, robles, encinas, incluso abedules, además de la flora más exclusiva de la sierra: manzanilla real, zamárraga, genciana. ... Son los guías de la empresa Sierra Nevada Natural los que nos han realizado el recorrido por ambos equipamientos.


Hace calor, continuamos en coche hacia Los Albergues, en el Universitario comemos y después del café, nos montamos en el microbús, es el Servicio de Interpretación de Altas Cumbres del Parque Nacional, una buena idea para acercarse a la zona más alta de la sierra asequible a todo el mundo.



Nos acompaña una guía, Inma de la empresa Nevadensis,  que con sus explicaciones nos hace entender el por qué de la protección de la sierra, nos habla de geología, de fauna, de cómo la existencia de este servicio ha mejorado la visita al parque ya que se ha evitado la masificación de coches que antaño subían hacia el Veleta.

A la derecha un valle totalmente modificado por las instalaciones de la estación de esquí, a la izquierda la cabecera del río San Juan con todos sus borreguiles verdes, gran contraste entre los dos.



El autobús nos deja a más de tres mil metros de altura, y en un cómodo recorrido de poco más de dos horas hacemos una circular por los alrededores, primero hacia el collado de La Carihuela, después subida a la cumbre del Veleta y a continuación bajada hacia la parada del SIAC.






Está atardeciendo cuando bajamos. Espectaculares paisajes aunque, según hacia donde mires, bastante modificados desde la primera vez.


Estupendo día de reencuentro familiar, muy distinto a cuando éramos niños, se podría decir que ahora hay más color y no sólo en las fotografías.



miércoles, 22 de abril de 2015

Caminos y pueblos ancestrales en La Alpujarra

Fin de semana de primavera recorriendo varios pueblos de la comarca. El campo base en el Hotel Mecina Fondales, establecimiento integrado en el paisaje, en su restaurante, platos con productos del lugar, información de calidad, biblioteca sobre Sierra Nevada y sobre el tema que te interese,... en definitiva, como dice Víctor su propietario, aquí nos creemos que en un Parque Nacional como Sierra Nevada, la oferta turística debe buscar la sostenibilidad.

Él pertenece a la asociación de empresarios de Sierra Nevada vinculados a la Carta Europea de Turismo Sostenible, lo mismo que todas las empresas que visitamos desde que nos enteramos de esta iniciativa.




Llegada el sábado a la hora del almuerzo: remojón del Santo Patrón San Marcos y cazuela de espárragos trigueros, antes habíamos probado el queso de cabra de Cástaras. Comienzo prometedor.



Tarde relajada de tertulia y paseo por los alrededores, se escuchan numerosos pájaros, las vistas del río Trevélez son inmejorables. Para la cena, plato alpujarreño y de postre carne de membrillo casero con queso fresco.



Mañana del domingo preparándonos para la excursión, nos vamos hacia Ferreirola, desde allí subiremos primero a Atalbeitar, después a Busquistar para bajar de nuevo a Ferreirola y tras pasar por Fondales y Mecinilla, terminar en Mecina, en el hotel.




Es la mejor época del año, o eso parece, todo está verde, hay barrancos, acequias, bancales,... atravesamos una zona donde ha habido un incendio recientemente, se han quemado grandes árboles.





Pasamos por un molino centenario que está restaurando Jacobo, su propietario. Lleva años trabajando él solo para devolverle su esplendor y se nota el cariño que le pone. 


Hemos cometido el fallo de no contratar a un experto en pájaros, de los muchos que vemos y oímos, solo identificamos unos cuantos.


  

Hay fuentes por todos sitios y carteles indicadores del itinerario también. Por aquí pasan varios senderos señalizados, entre ellos, el Sendero Medieval.



Forma de reutilizar genuinamente alpujarreña



Estos eran los caminos que se usaban hace mil años para trasladarse entre pueblos y para ir a la capital o a la costa.



Cada vez que doblamos una loma, nos sorprende una visión más bonita que la anterior.




Terminamos con los pulmones llenos del mejor oxígeno, el estómago de la mejor comida  y la mente de las mejores sensaciones.